Los Pirineos son el paraíso para cualquier excursionista que ame el monte, incluso para los más atrevidos, siendo este un espacio ideal para soñar. Para cumplir nuestras metas. Y entre ellas, la altitud nos permite establecer una simbólica distinción. Aquellas cimas que superan los tres mil metros, adquieren una dimensión especial. Un reto para todos los amantes de esta maravillosa cordillera. En el extremo occidental del Macizo del Monte Perdido destaca la colosal mole del Taillón, conocido como el tres mil más fácil y rápido de ascender. Bastan tres horas para alcanzarlo por una excelente senda desde el aparcamiento del Col de Tentes (2.208 m).
Original y poco frecuentada la cima del Pic de Saint André (2.608 m) recorre los valles franceses de Sausse Dessus y de La Canau, pasando por su cima que separa los valles de Bujaruelo y de Gavarnie, otro desconocido de la zona desde donde disfrutaremos de una panorámica inmejorable de ambas vertientes y de las cimas principales y secundarias que superan los tres mil metros. Se dice que la imponente cara norte de este macizo es el único punto de los Pirineos capaz de equipararse con los Alpes.