PEÑA CASTRO (1.370 m) y PEÑA AMAYA (1.370 m)(Burgos)

En el corazón de Las Loras se yergue la altiva y legendaria Peña Amaya. Sus peñascos constituyen uno de los enclaves más señalados dentro de la arqueología -fue capital de los cántabros- de todo el norte de España. Dominando el paisaje de un buen pedazo del oriente burgalés, a la gran mayoría le suenan los ecos históricos y legendarios de este enclave: Peña Amaya. Los ecos de su fama son razón más que suficiente para el asalto a esta enorme mole calcárea a modo de «tarta» o «barco invertido». Superando sus cejas rocosas y caminando por su altiplanicie aún podremos percibir algo de la esencia de su legado.

IBILIBIDEA /FITXA TEKNIKOA

    • Mapa:

ITINERARIO
La actual Amaya (975 m), pueblo cercano a la peña, será el punto de partida de ambas rutas. Se llega por Villadiego desde Burgos o por Aguilar de Campo, desde donde hay que tomar la carretera que lleva a Sotresgudo y Amaya. Una vez en el pueblo daremos comienzo de ambas rutas.
Se sale desde las primeras casas de Amaya (975 m), punto este donde nos dejara el bus, transcurridos unos cientos de metros y una vez que llegamos a la plaza del pueblo ambas rutas se dividen, la ruta ALTERNATIVA girara a la izq…. por el camino a los puentes de Amaya PR BU-201 y la ruta a los Castros seguirá de frente por la calle Vallellano. Divididas las dos rutas y llegados a las últimas casas del pueblo tomaremos una pista carretil señalizada con el PR BU-200 y que nos lleva hasta el acceso del yacimiento donde existe un pequeño parking, dicho parking está situado en las Herradas (1.151 m), una vez en el parking y al otro lado del enorme valle que hay entre las dos grandes loras, ya vemos imponente la peña o Lora de Albacastro, de dimensiones similares a la primera. Podemos comprobar que también se compone de dos filas o gradas de farallones de rocas (vestigios de diferentes etapas en su proceso de formación durante el período Cretácico, cuando toda esta comarca estuvo sumergida bajo las aguas).
Justo en el aparcamiento, nace un camino en buen estado que desciende (NE) hacia el fondo del valle que separa las dos peñas. Iniciamos el descenso por este camino. El desnivel con el fondo es considerable por lo que el camino realiza varios zigzags para perder altura. Antes de llegar a la orilla del río Gallinas o Valdeamaya (1.037 m), traspasamos una alambrada y cubrimos el tramo final descolgándonos por una empinada cuesta que sigue paralela a un pinar. Ya en el fondo del Vallejo, tomaremos una pista que ascenderá entre el bosque y que nos lleva en busca del doble portillo o canal del Canto Rodado o Puente Amaya (1.220 m), una vez llegados al primer portillo o canal ascenderemos por la misma sin problema ninguno, buscaremos un camino difuso, pedregoso, muy empinado, que zigzaguea y atraviesa los murallones que componen la mole de la lora. Con cierto cuidado, ya que hay mucha gravilla, ganaremos altura y alcanzamos el nivel intermedio de la ladera sur. Nos plantamos a medio camino de los dos graderíos (1.260 m). A esta zona se la conoce como los «Arreaderos de la Sierra de Albacastro». Delante nuestro encontramos un paredón casi infranqueable de los Castros, desde aquí buscaremos el segundo portillo o canal para salir a la parte superior de la meseta ya a más de 1.300 metros de altura. Una vez superada esta fuerte subida desde el fondo del Vallejo nos presentamos ya en la meseta superior de la Lora de Albacastro. Se trata de una enorme meseta desolada, sin vegetación, sin alturas ni promontorios claros. No hay construcciones, solo vemos montículos de piedras dispersos.
Continuamos, nos dirigimos ya hacia el (E) por el borde sur de la peña, cuya línea de riscos ya vemos al fondo. Cubrimos la distancia disfrutando las mejores vistas sobre la Lora de la Mesa (1.244 m), que queda a nuestra izquierda. Comprobamos que desde donde estamos, hay un suave y prolongado descenso que parece bajar hacia el vallejo entre las dos loras, donde se hallan los pueblos de Albacastro y Valtierra. Las casas de éste último se ven perfectamente junto a un gran circo rocoso.
Caminando por la meseta, nos dirigimos hacia el (E), y en concreto hacia el punto mas más alta La Peña Castro (1.370 m). Estamos en una excelente atalaya sobre la comarca de las Loras, compartida por las provincias de Burgos y Palencia, de cuyo borde nos encontramos muy cerca. Mirando hacia el norte, descubrimos las loras vecinas de la Mesa y peña Lora a cuyos pies se hallan los pueblos burgaleses de Valtierra de Albacastro y Rebolledo de la Torre. Detrás, en el horizonte, se ven perfectamente las siluetas de los gigantes palentinos, antesala de los Picos de Europa. Huelga decir que las vistas sobre la Peña Amaya, a nuestra derecha, son excepcionales.
Dejamos atrás esta primera cima nos dirigimos (E) por el cordal cimero siguiendo una senda aérea hacia los altos de Castro-1 (1.311 m) y Castro-2 (1.331 m) y al final del los murallones donde nos topamos con el Pico Norte de Lora Castro (1.258 m), una vez aquí nos topamos con una profunda y estrecha grieta que cruza de este a oeste. ¡No puedo pasar!, pero sí, hay que dirigirse hacia el este y la grieta termina unos pocos metros más abajo, y por ahí se pasa hasta el Pico Norte de Peña Castro (1.258 m), punto donde termina la meseta. Tras las pertinentes fotos y disfrute de las vistas regresamos de nuevo hasta la grieta y comenzamos un «desciende como puedas y por donde puedas» entre algo de arbolado y brezos, hasta el camino de los puentes de Amaya (1.030 m) que viene del cercano pueblo de Villamartín de Villadiego, una vez situados en esta ancha pista caminaremos en dirección (OE) dcha…hacia los puentes de Amaya durante aproximadamente kilometro y medio en cómodo ascenso hasta el alto del Barrancón, como referencia veremos que enlazamos con otra pista que baja por nuestra dcha desde los castros, una vez en este punto (1.130 m)(alto del Barrancón) dejaremos la ancha pista para dirigirnos hacia los canales de subida a la planicie de la Peña Amaya.
Una vez dejado la comodidad de la pista comienza un tramo algo complejo, caminaremos en dirección (S) sin sendero entre brezal y monte bajo y con la mirada puesta en un tajo en la peña por el cual ascenderemos. Una vez enfilados ganaremos altura hasta llegar a un primer rellano (1.245 m), tras virar un poco a la izq… enfilamos la ultima canal semiherbosa de ascenso para salir a la planicie de la Peña Amaya. La meseta superior de la peña es una inmensa planicie rocosa y llana donde reina la desolación. Desde el punto donde hemos accedido, mirando a la izquierda, divisamos claramente el hito que nos indica donde se encuentra la cima. Sin pérdida alguna, sólo tenemos que avanzar hacia él llegando al extremo N. de la peña donde se asienta la máxima cota de la peña (1.370 m). Desde la cima, donde además de un hito, hay buzón y un refugio para el viento, observamos las loras más cercanas. A nuestra izquierda, si miramos hacia el norte, tenemos la espectacular línea rocosa de Albacastro y los Castro por donde hemos caminado horas antes, inmensa!!!!. Frente a nosotros abajo, tras el pueblo de Rebolledo Traspeña, divisamos la Peña Lora (1.198 m). A nuestra derecha, algo más alejada, la mole de la Peña Ulaña (1.226 m).
Tras la pertinente foto y disfrute de la cima y de las vistas si la meteo nos respeta emprendemos el regreso por el lado contrario al que hemos ascendido a la peña. Desde la cima caminamos unos doscientos metros hacia el este para encontrar con facilidad un portillo por el que descendemos sin mayores problemas. En los mapas se indica que existe una oquedad en la roca, llamada Cueva de los Muertos, pero no encontramos más que hendiduras y nada que se asemeje a una boca de cueva. Descendemos a un nivel inferior escalonado de la meseta superior y caminamos pegados a los ciclópeos muros que quedan a nuestra derecha. Avanzamos al encuentro del portillo o collado que separa las dos loras. De esta manera circunvalamos la totalidad de la peña y exploramos todos sus costados. De las oquedades en la roca nos saldrán ruidosas chovas piquirrojas que chillan al detectar nuestra presencia. También observamos numerosos buitres sobrevolando pacientemente el valle entre las peñas Amaya y Ulaña. Siguiendo siempre la estrecha senda junto a la pared rocosa, llegamos al collado. Según nos acercamos, disfrutamos de otra perspectiva de la peña del Castillo a la cual podremos acercarnos si lo deseamos, si no deseamos ascender a la peña y desde su base, ya solo tenemos que descender ladera abajo hacia la canaleja de entrada y al parking por el que ya se ha transitado al comienzo de la ruta, una vez en el mismo solo nos queda desandar lo andado siguiendo las balizas del PR BU-200 que en cómodo descenso nos lleva a las primeras casas del pueblo de Amaya donde damos por finalizada esta sencilla ruta circular.
Nota:
– Pese a los impresionantes precipicios, la ascensión y el recorrido en general no ofrece ninguna dificultad si se asciende y desciende con un mínimo de precaución.