CABEZA VIGUERAS (1.320 m) Sierra Nedrina (Asturias)

En el concejo de Peñamellera Alta, aunque muy cerca tanto del límite con la otra Peñamellera como del punto en el que ambas confluyen con el municipio cántabro de Tresviso, la Peña Vigueras con sus 1.320 m es el techo de ese sector nororiental del Macizo de Ándara al que se suele dar el nombre de Peñas Cabriegas y en el que el relieve de los Picos, aunque ya a una altura mucho más moderada, sigue manteniendo buena parte de las características y complicaciones de las tierras altas. Sin embargo posee un encanto especial con esa mezcla de elevaciones.

IBILIBIDEA /FITXA TEKNIKOA

Perfil del Recorrido y Cima

    • Mapa:

Mapa y Waypoints dos rutas

ITINERARIO
No estamos, lamentablemente, en San Esteban de Cuñaba, el inicio real de la travesía, sino en Rúmenes (90 m), en las profundidades del Desfiladero de La Hermida y a orillas del Deva. La estrecha carretera que sube a San Esteban no es, o al menos siempre ha tenido reputación de no ser, apta para un autobús. Recorriéndola como ya mismo vamos a tener ocasión de hacer, la cosa no está tan clara: podría dar la vuelta en el cruce entre las carreteras que van a Cuñaba y a San Esteban, unos centenares de metros antes de llegar a este último pueblo y quizá el único problema, al menos para un autobús grande, fuesen algunas curvas muy cerradas que hay. En fin, sea como sea, a nosotros nos esperan tres kilómetros de carretera hasta San Esteban. Con pendiente suave y bien bonitas vistas, al otro lado del valle, sobre las muy escarpadas laderas de la Sierra de Cocón, la que separa los valles de los ríos San Esteban y Urdón y por la que transcurre el afamado sendero PR-PNPE 29 la Pasá del Picayo, que comunica San Esteban con Tresviso.
Vamos en todo momento por la orilla izquierda del río, hasta que unos centenares de metros antes de llegar al pueblo la carretera, inmediatamente después de dejar atrás el desvío hacia Cuñaba, baja a cruzarlo por un puente. Al otro lado recupera la altura en busca del caserío del pueblo, y unos metros antes de llegar a él, en una curva encontraremos un panel Informativo de la ruta (240 m), hemos de andar pendientes de volver a cruzar el río por un antiguo puente de piedra para embocar el sendero que nos permitirá remontar toda la margen izquierda del valle hasta su cabecera. Es difícil despistarse en cualquier caso: un magnífico cartel baliza el inicio del PR AS-208, de San Esteban al Collado La Galavín, nuestro destino. Cuatro kilómetros largos de valle, que nos van a llevar un par de horas a los que con más calma nos los tomaremos y que la verdad es que no tienen mucho que contar. El Valle de San Esteban es un valle muy encajonado, de laderas no tan escarpadas como las del Barranco del Rubó, pero casi. Ambas laderas, la de la Sierra de Cocón al otro lado del río y la de la Sierra Nedrina por la que el camino que vamos siguiendo se abre paso, siempre a bastante altura sobre el cauce del río. El camino discurre casi en su totalidad por la canal de Ciercos, al principio es ancho, pronto se torna en un estrecho sendero en algunos tramos un poco comido por unos helechos casi tan altos como nosotros pero que se nota que lo mantienen regularmente: la pintura de las balizas reluce, y si no fuese así el camino estaría ya totalmente perdido. Las vistas son bien bonitas, tanto valle arriba como valle abajo, porque el valle lo es, y la pendiente moderada en todo momento, aunque en general mayor en la primera hora de recorrido que en la segunda, en la que el sendero va poco a poco permitiendo que el río ascienda hasta él desde las profundidades del valle.
Camino y valle acaban (880 m) al pie de un pequeño circo que alberga las cabañas de la Majada de Sombeju (880 m), bajo una pared por la cual en época de lluvias o deshielo, cae una vistosa cascada de casi una veintena de metros de altura. El PR-AS 208 no acaba ahí, va hasta el Collado La Galavín, que es el que al NNE permite ganar las alturas de la Sierra Nedrina y salir del valle en el que estamos. El sendero está un poco perdido, pero aparte de que sigue habiendo balizas (Color amarillo) dispersas en las rocas, tampoco el terreno ofrece demasiadas opciones. La subida es breve, aunque con una pendiente mucho mayor que la que habíamos encontrado hasta ahora en ningún momento, tardamos poco en estar en lo alto del collado (1.038 m). Esta collada forma la depresión de engarce con la cabecera del valle de Rubó y con la majada de Sombeju, cabecera de la Canal de Ciercos. Un mojón y una pequeña charca constituyen los elementos característicos de este paraje. Al otro lado del collado, en el que cambiamos de concejo para pasar de la Peñamellera Baja a la Alta, la vista se abre bajo nosotros hacia el barranco del Rubó, cobijado bajo la siempre vistosa silueta del Cueto Carraspión, y sobre nosotros hacia una bien poco atractiva ladera de matorral que hemos de remontar camino de la Peña Vigueras. Hay un montón de senderos de ganado que permiten ganar altura con comodidad entre los matorrales. Lo que no hay son balizas; el PR va sólo hasta el collado, lo que tiene bien poco sentido porque la subida a la peña no tiene dificultad alguna y es en éste último tramo en el que la vista se va poco a poco abriendo y en el horizonte comienzan a hacer acto de presencia, de oeste a este, las torres de los tres macizos de los Picos. Un centenar de metros antes de hacer cumbre, llegamos a la caliza y el último tramo de la subida, ya por ésta y con pendiente más moderada, resulta bastante más agradable.
La Peña Vigueras (1.320 m) es vértice geodésico, siendo una de las cumbres más importantes del macizo Nororiental y una de las más veneradas por los lugareños, ya que constituye una magnifica referencia desde bastantes puntos geográficos, por lo que los lugareños la toman como inestimable punto de orientación, pese a su modesta altura un magnífico mirador, aunque es verdad que todo lo que podemos ver desde la cumbre ha ido apareciendo poco a poco durante la subida y la llegada a ésta no nos depara nada nuevo. La muy complicada orografía cárstica de las Peñas Cabriegas, con sus profundos barrancos, cantos calizos y laderas cubiertas por los hayedos, y las torres de los Picos que de la Torre de Enol al Samelar la dominan, son objeto en cualquier caso de un buen número de fotos.
Si la subida ha sido larga, la bajada lo va a ser todavía más. No en distancia, pero sí en tiempo, porque el terreno por el que vamos a ir será bastante más complejo al principio.
De momento estamos todos raudos de vuelta en el Collado La Galavín (1.038 m). En el mismo collado parte el sendero balizado PR-PNPE 34, un cómodo camino conduce al Collado Llamea (950 m) donde frena la pequeña sierruca de Las Compliceras y queda comprimido bajo los contrafuertes del Cueto La Galamería. Rincón sombrío de hayas donde se desdobla el camino de Tejaúra (Tejadura) y el de Tamandón. Aquél tiene más de trocha que de camino, con algunos pasos bastantes expuestos nada recomendable para gente con vértigo. El nuestro, el de Tamandón, conserva el sendero, por el más frecuente paso de hombres y animales, pasando de un lado a otro de la sierra que cierra el barranco por poniente, a la Jorcá de Carraspión y de ahí a la Braña de Carraspión, desde la que una pista hormigonada permite bajar a Oceño (505 m), punto donde nos espera el bus dando por concluida esta travesía.